En un día histórico para México, Claudia Sheinbaum Pardo rindió protesta este martes 1 de octubre de 2024 como la primera mujer presidenta constitucional del país, marcando el inicio de una nueva era en la política mexicana. La ceremonia, que tuvo lugar en el Palacio Legislativo de San Lázaro, sede de la Cámara de Diputados, fue el punto culminante de un proceso electoral que concluyó con la victoria contundente de Sheinbaum el pasado 2 de junio.
La jornada comenzó temprano, con la llegada de legisladores, invitados especiales y dignatarios extranjeros al recinto legislativo. A las 9:00 horas en punto, dio inicio la sesión solemne del Congreso General, con la presencia de senadores y diputados de todas las bancadas. El ambiente en el salón de plenos era de expectación y solemnidad, conscientes todos los presentes de estar participando en un momento trascendental para la historia del país.
Tras los posicionamientos de los representantes de los distintos grupos parlamentarios, que tuvieron oportunidad de expresar sus expectativas y deseos para el nuevo gobierno, la atención se centró en la llegada del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, quien hizo su entrada al recinto poco antes de las 11:00 horas. Minutos después, arribó Claudia Sheinbaum, quien fue recibida con aplausos por una comisión de legisladores en las escalinatas del Palacio de San Lázaro.
El momento cumbre llegó cuando la presidenta del Congreso General, la histórica luchadora social Ifigenia Martínez Hernández, solicitó a Claudia Sheinbaum subir a la tribuna para rendir protesta como Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Con la mano derecha en alto, Sheinbaum pronunció el juramento constitucional:
“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidenta de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere, que la Nación me lo demande.”
Acto seguido, en un gesto simbólico de gran relevancia, el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador hizo entrega de la banda presidencial a Ifigenia Martínez, quien a su vez la colocó sobre el hombro de Claudia Sheinbaum, sellando así la transición del poder ejecutivo. Este momento fue recibido con una ovación por parte de los asistentes, conscientes de estar presenciando un hito en la historia política de México.
En su primer mensaje a la nación como Presidenta Constitucional, Sheinbaum hizo un llamado a la unidad nacional y reiteró su compromiso con la continuidad y profundización de la llamada “Cuarta Transformación”, el proyecto político iniciado por su predecesor. “Hoy no solo asume una mujer la presidencia por primera vez en nuestra historia, sino que se refrenda el mandato popular de seguir transformando a México”, declaró Sheinbaum ante el pleno del Congreso.
La nueva mandataria delineó los ejes principales de su gobierno, poniendo énfasis en la lucha contra la desigualdad, el combate a la corrupción, el fortalecimiento de los programas sociales y la búsqueda de un desarrollo económico sostenible e incluyente. “Nuestro compromiso es con los que menos tienen, con los olvidados de siempre, pero también con todos los mexicanos que anhelan un país más justo, más próspero y más seguro”, afirmó.
Sheinbaum también abordó uno de los temas más apremiantes para el país: la seguridad pública. Anunció que su estrategia se centrará en fortalecer la capacidad de investigación e inteligencia del Estado, al tiempo que se atienden las causas profundas de la violencia. “La paz y la tranquilidad son anhelos de todos los mexicanos, y trabajaremos incansablemente para alcanzarlas”, aseguró.
En materia económica, la Presidenta reconoció los desafíos que enfrenta el país, incluyendo la desaceleración global y el déficit fiscal heredado. Sin embargo, se mostró optimista sobre las perspectivas de crecimiento y desarrollo. “Implementaremos una política económica responsable que combine el impulso a la inversión con el fortalecimiento del mercado interno y la protección de los más vulnerables”, explicó.
Uno de los puntos más destacados de su discurso fue el énfasis en la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Sheinbaum subrayó que su llegada a la presidencia no es un hecho aislado, sino el resultado de décadas de lucha de las mujeres mexicanas por sus derechos. “Este logro es de todas. Hoy, las niñas de México pueden soñar sin límites, sabiendo que no hay techo de cristal que no se pueda romper”, declaró entre aplausos.
La ceremonia contó con la presencia de numerosos mandatarios y representantes internacionales, reflejando la importancia global del evento. Entre los asistentes destacaron Jill Biden, esposa del presidente de Estados Unidos, la Viceprimera Ministra de Canadá, Chrystia Freeland, y los presidentes de varios países latinoamericanos, incluyendo a Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Gabriel Boric de Chile.
Tras concluir la ceremonia en San Lázaro, Sheinbaum se dirigió a Palacio Nacional, donde sostuvo reuniones con su gabinete y con algunos de los mandatarios extranjeros presentes. La jornada culminó con un multitudinario evento en el Zócalo capitalino, donde miles de simpatizantes se congregaron para celebrar el inicio del nuevo gobierno.
En su discurso ante la plaza abarrotada, Sheinbaum reiteró su compromiso con las causas populares y llamó a la participación ciudadana en la construcción de un México más justo y equitativo. “El poder solo tiene sentido cuando se ejerce como un mandato del pueblo y para el pueblo”, afirmó ante la multitud entusiasmada.
El ascenso de Claudia Sheinbaum a la presidencia marca un momento decisivo en la historia de México. Como primera mujer en ocupar el cargo más alto del país, su gobierno enfrentará no solo los desafíos inherentes a la administración de una nación compleja y diversa, sino también las expectativas adicionales que conlleva romper esta barrera de género.
Los retos que enfrenta el nuevo gobierno son considerables. La violencia relacionada con el crimen organizado sigue siendo una preocupación primordial para muchos mexicanos. La economía, aunque ha mostrado signos de recuperación, aún enfrenta obstáculos significativos, incluyendo la desigualdad persistente y la necesidad de modernizar sectores clave.
En el frente internacional, Sheinbaum hereda una relación compleja con Estados Unidos, particularmente en temas como la migración y el comercio. Su habilidad para navegar estas aguas diplomáticas será crucial para mantener una relación productiva con el vecino del norte, sin comprometer la soberanía y los intereses nacionales de México.
La implementación de la reforma judicial, aprobada en los últimos días del gobierno de López Obrador, será otro desafío importante. La organización de elecciones para cargos judiciales, prevista para junio de 2025, requerirá una planificación cuidadosa y una ejecución impecable para mantener la integridad del sistema judicial.
El gabinete anunciado por Sheinbaum refleja una combinación de continuidad y renovación. Figuras clave del gobierno anterior permanecen en puestos estratégicos, mientras que nuevos rostros aportan experiencia en áreas específicas. La designación de Omar García Harfuch como Secretario de Seguridad Pública ha sido particularmente notada, dada su experiencia en la Ciudad de México y los desafíos de seguridad que enfrenta el país.
En el ámbito legislativo, el partido de Sheinbaum, Morena, y sus aliados mantienen una mayoría significativa en ambas cámaras del Congreso. Esto podría facilitar la aprobación de su agenda legislativa, aunque la nueva presidenta ha expresado su disposición a buscar consensos más amplios en temas de interés nacional.
La reacción internacional a la toma de posesión de Sheinbaum ha sido mayoritariamente positiva. Líderes de todo el mundo han enviado sus felicitaciones, destacando la importancia histórica de su elección. Muchos ven en México un ejemplo de progreso en términos de representación política de las mujeres, especialmente en una región donde aún persisten importantes desigualdades de género.
Sin embargo, el camino por delante no estará exento de dificultades. Los críticos señalan que Sheinbaum deberá demostrar su independencia y capacidad de liderazgo, más allá de la sombra de su predecesor y mentor político. La polarización que ha caracterizado la política mexicana en los últimos años sigue siendo un desafío, y la nueva presidenta tendrá que trabajar para tender puentes y buscar consensos en temas cruciales para el país.
El primer día de gobierno de Claudia Sheinbaum concluyó con un mensaje claro de cambio y continuidad. Por un lado, su elección representa un avance histórico en términos de igualdad de género y representación política. Por otro, su compromiso con los principios de la “Cuarta Transformación” sugiere que muchas de las políticas y programas del gobierno anterior se mantendrán y, en algunos casos, se profundizarán.
A medida que México entra en esta nueva etapa de su historia política, los ojos del mundo estarán puestos en Claudia Sheinbaum y su capacidad para liderar al país hacia un futuro más próspero, equitativo y seguro. El éxito de su gobierno no solo será medido en términos de indicadores económicos o de seguridad, sino también en su capacidad para inspirar y empoderar a una nueva generación de mujeres líderes en México y más allá.
La jornada histórica del 1 de octubre de 2024 quedará grabada en la memoria colectiva de México como el día en que una mujer asumió por primera vez la presidencia de la República. Con esperanza y expectativas, el país inicia un nuevo capítulo en su vida democrática, confiando en que este hito marque el comienzo de una era de mayor igualdad, justicia y progreso para todos los mexicanos.