Un intenso destello seguido de un fuerte estruendo sacudió la tranquilidad de la madrugada en la Ciudad de México y zonas aledañas este miércoles 16 de abril de 2025. Lo que inicialmente generó confusión entre los habitantes resultó ser, según análisis preliminares, un bólido (meteorito que explota en la atmósfera) que cruzó el cielo metropolitano alrededor de las 3:47 horas, provocando no solo un espectáculo visual sino también una onda acústica lo suficientemente potente para activar alarmas vehiculares y ser detectada por instrumentos sismográficos.
El momento del impacto: testimonios y registros
Los primeros reportes comenzaron a circular en redes sociales minutos después del evento, cuando decenas de capitalinos, desconcertados por el ruido, compartieron sus experiencias. El fenómeno fue captado por cámaras de seguridad en diversos puntos de la CDMX y el Estado de México, mostrando un objeto luminoso que atravesó el cielo nocturno seguido de un destello brillante.
“Escuché un ruido tan fuerte que pensé que era un sismo”, relató uno de los testigos en redes sociales, mientras que otros residentes de zonas como Benito Juárez, Coyoacán y municipios conurbados del Estado de México reportaron haber sentido vibraciones en ventanas y estructuras.
Las cámaras instaladas para monitorear el volcán Popocatépetl registraron con notable claridad el momento exacto del destello, proporcionando una de las mejores evidencias visuales del fenómeno. Según estos registros, el bólido siguió una trayectoria de sur a norte, siendo visible no solo en el Valle de México sino también en estados circundantes como Puebla, Morelos, Hidalgo y Tlaxcala.
Análisis científico: ¿Qué fue exactamente lo que ocurrió?
Proyectos independientes de monitoreo como Sismo Alerta Mexicana fueron de los primeros en ofrecer explicaciones técnicas sobre lo sucedido. Según sus análisis, lo que millones de capitalinos presenciaron fue un bólido, es decir, un tipo de meteoro particularmente brillante que explota al entrar en contacto con las capas superiores de la atmósfera terrestre.
El fenómeno habría estallado a una altura estimada entre 20 y 40 kilómetros sobre el nivel del suelo, generando una poderosa onda acústica. Cálculos posteriores refinaron esta medición, ubicando la explosión a aproximadamente 44 kilómetros de distancia horizontal desde la Ciudad de México, lo que explicaría por qué el destello luminoso fue visible a las 3:47 horas mientras que el estruendo se escuchó aproximadamente dos minutos después, a las 3:49 horas.
La potencia de la explosión fue tal que incluso instrumentos sismográficos detectaron la señal acústica, aunque esto no debe confundirse con actividad sísmica. Las ondas de presión generadas por la desintegración del objeto en la atmósfera fueron lo suficientemente intensas para registrarse en estos aparatos, diseñados primariamente para detectar movimientos telúricos.
Bólido, meteoro o meteorito: aclarando conceptos
Ante la confusión terminológica que suele presentarse en estos casos, especialistas en astronomía han aclarado las diferencias entre estos términos frecuentemente utilizados de manera intercambiable, pero que en realidad designan fenómenos distintos.
Un meteoro es el fenómeno luminoso que se produce cuando un meteoroide (fragmento de roca espacial) penetra en la atmósfera terrestre y se calienta por fricción, generando la estela luminosa que comúnmente conocemos como “estrella fugaz”. Cuando este fenómeno es excepcionalmente brillante, como el caso registrado esta madrugada, recibe el nombre de bólido.
Por su parte, un meteorito es específicamente el fragmento de un meteoroide que sobrevive al viaje a través de la atmósfera y logra impactar la superficie terrestre. Es importante destacar que, hasta el momento, no existe evidencia de que fragmentos del bólido hayan alcanzado el suelo, por lo que técnicamente no podría clasificarse como un meteorito.
Contrario a lo que suele mostrarse en producciones cinematográficas, estos objetos no impactan la Tierra envueltos en llamas. De hecho, si algún fragmento hubiera sobrevivido, habría llegado a la superficie a una velocidad aproximada de 300 kilómetros por hora, suficiente para dañar un techo o romper un vidrio, pero no para generar cráteres ni explosiones al nivel del suelo.
Reacciones en redes sociales: entre el asombro y el humor
Como es habitual en fenómenos de esta naturaleza, las redes sociales se convirtieron rápidamente en el principal canal de difusión de información, testimonios y, por supuesto, memes sobre el evento. Etiquetas como #meteorito, #bólido y #CDMX se posicionaron entre las tendencias nacionales minutos después del avistamiento.
La sorpresa inicial dio paso a una ola de creatividad, con usuarios comparando el fenómeno con escenas de películas apocalípticas o relacionándolo humorísticamente con diversos temas de actualidad. No obstante, entre los comentarios jocosos también surgieron reflexiones sobre la fragilidad de nuestra existencia y lo impresionante que resulta presenciar fenómenos astronómicos de esta magnitud.
Numerosos videos, capturados tanto por cámaras de vigilancia como por teléfonos móviles, circularon ampliamente mostrando distintos ángulos del bólido. Las imágenes más impactantes corresponden a aquellas tomadas por cámaras automatizadas de monitoreo astronómico y volcánico, que lograron captar el momento exacto de la explosión en la atmósfera.
Respuesta oficial: silencio ante el fenómeno
A pesar del revuelo generado, hasta las primeras horas de la mañana de este miércoles, ni el gobierno de la Ciudad de México ni instituciones federales como Protección Civil o el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) habían emitido comunicados oficiales sobre el fenómeno.
La Secretaría de Seguridad del Estado de México indicó no contar con información sobre lo captado en el cielo de la entidad durante la madrugada, mientras que el Sistema Sismológico Nacional tampoco se había pronunciado respecto a las señales detectadas por otros sistemas de monitoreo.
Esta ausencia de comunicación oficial ha generado cierta incertidumbre entre la población, especialmente considerando la magnitud del fenómeno y su impacto sensorial en una vasta zona geográfica que incluye varias entidades federativas. Sin embargo, especialistas señalan que estos eventos, aunque espectaculares, no suelen representar un riesgo significativo para la población.
Precedentes y contexto: no es la primera vez
Vale la pena recordar que apenas el fin de semana anterior, habitantes de varios estados del occidente de México reportaron otro supuesto avistamiento de un meteorito. Sin embargo, en aquel caso, análisis posteriores determinaron que se trataba del paso de un cohete de SpaceX, ilustrando la facilidad con que estos fenómenos luminosos pueden confundirse entre sí.
La diferencia fundamental entre ambos eventos radica en la explosión y el estruendo registrados esta madrugada, características propias de un bólido que se desintegra en la atmósfera y no de objetos artificiales como cohetes o satélites.
Según estimaciones científicas, diariamente impactan contra la Tierra entre 40 y 50 toneladas de meteoroides, aunque la inmensa mayoría son partículas minúsculas, del tamaño de granos de arena, que se desintegran completamente en la atmósfera superior. Solo ocasionalmente, como en el caso registrado hoy, estos objetos son lo suficientemente grandes para generar bólidos visibles y audibles desde la superficie.
Perspectivas: ¿qué sigue tras el avistamiento?
Aunque hasta el momento no se han reportado daños materiales ni personas lesionadas a consecuencia del fenómeno, expertos en astronomía probablemente realizarán análisis más detallados en los próximos días para determinar con mayor precisión la trayectoria, composición y origen del bólido.
De confirmarse que algún fragmento haya sobrevivido y alcanzado la superficie terrestre, esto podría desencadenar expediciones de búsqueda, ya que estos meteoritos suelen tener un alto valor tanto científico como comercial. Los meteoritos proporcionan información invaluable sobre la formación del sistema solar y, en algunos casos, pueden contener compuestos orgánicos relevantes para el estudio del origen de la vida.
Por ahora, el espectacular bólido que iluminó el cielo capitalino quedará registrado como uno de los fenómenos astronómicos más impresionantes observados sobre la Ciudad de México en los últimos años, un recordatorio de que, incluso en la era digital y en medio de una de las urbes más grandes del mundo, la naturaleza aún puede sorprendernos con su grandiosidad y misterio.